Actualmente vivimos un tiempo en el que el discurso descolonial ha resonado con la suficiente fuerza como para que los fondos públicos admitan posturas críticas y las apoyen económicamente, pero aún no con la suficiente fuerza como para cambiar los planes de estudios escolares que transmiten reiteradamente una historia universal sin variedad de perspectivas, aún no con la suficiente fuerza como para admitir intervenciones permanentes en monumentos, aún no con la suficiente fuerza como para admitir oficialmente sus sombras coloniales o examinar a profundidad sus cimientos.

Todas las transformaciones fundacionales toman su tiempo y mientras avanzan suelen estar expuestas a diversas contradicciones: viejos discursos que dialogan con los actuales en la misma dimensión tiempo espacial. Estos diálogos desencadenan una diversidad de reacciones de aprobación y desaprobación de parte de un público polarizado.

Nuestra tarea, como artistas procedentes de regiones que han experimentado la colonialidad, requiere el reconocimiento de un entramado de capas. Si en un principio buscábamos mediar entre dos bandos polarizados, generar un espacio de encuentro y dialogar sobre lo que nos une y lo que nos separa, a través de la retroalimentación de nuestro equipo hemos llegado a comprender que antes de mediar tiene que haber rendición de cuentas y que si no nos referimos críticamente a la historia colonial alemana cuando tenemos la oportunidad de intervenir el camino que lleva al monumento de quien acogió y co-inició la Conferencia del Congo (1884-1885) repartiendo territorios y comunidades en el continente africano, estamos siendo cómplices de un centro hegemónico.

Das Zentrum von gestern, die Splitter von heute está esculpido en el camino que conduce al Nationaldenkmal Otto von Bismarck como un mensaje que se manifiesta desde el suelo, una grieta estructural, una herida y un agujero que hay que rellenar y actualizar. Al excavar en el camino que conduce al monumento, el mensaje funciona como una contraverticalidad que pretende agrietar la base, generar una textura que pueda contribuir a profundizar en la reflexión sobre las connotaciones y valores que el monumento monumentaliza y conserva.

Das Zentrum von gestern, die Splitter von heute describe un centro obsoleto que se ha construido a costa de la fragmentación, fracturas históricas que siguen separando a personas y territorios en la actualidad. El «centro» hace referencia al régimen militar colonial de Bismarck y a la centralización de la información y la historización, un poder hegemónico centralizado basado en ciertos valores y principios establecidos hace más de un siglo, pero también a un centro que se manifiesta en nuestros sistemas de valores y jerarquías de hoy: un centro que privilegia ciertas vidas, cosmovisiones y territorios sobre otros. Y sin embargo, cuando el monumento se fragmenta por el paso del tiempo, el estado decide renovarlo.